Yo no soy partidaria de la eutanasia, pero si de morir con dignidad, y con el menor sufrimiento posible y este asunto que es tan serio, lo voy a aplicar pidiendo perdón antes por la ironía, a los funcionarios ingenuos, que creían que no es que fuera común, pero que existían directivos en los que se podía confiar.
Yo no los conozco, creía que era posible que existieran, pero he podido confirmar, que no existen límites para quienes tienen capacidad de dirigir y situar a las personas en las organizaciónes.
La legislación ordena en un asunto tan serio como la prevención de riesgos laborales, que quien ejerza esta labor cuente con los conocimientos que en esa legislación se especifican.
La vida y la salud de los trabajadores vale mucho más que un sueldo para un conocido, pero la realidad es que se ofertan las plazas sin poner los requisitos legales mínimos y así es mucho más fácil que cualquier "importante" pueda ocuparla facilmente sin demostrar mérito alguno.
Además es más cómodo para aliarse con aquellos que ejerzen su labor sin la responsabilidad que han depositado en ellos los ciudadanos.
La ingenuidad debe morir con rapidez, para que no duela demasiado, sin `posibilidad de resucitar, porque se crearían esperanzas que producirían más dolor.La sociedad lo acepta, no hay debate, el ingenuo es un idiota y solo merece el desprecio, por no darse cuenta de lo que hay que hacer y aceptarlo con alegría y sumisión.
Luego, cuando de nuevo los políticos, nos digan las mismas palabras de otras veces, todos nosotros, ya con la ingenuidad muerta y enterrada, debemos darles de nuevo un voto de confianza para que sigan aumentando la clase política y los altos mandos que nos dirigen hacía el bien, no sé de quien, pero seguro que el mio no.
